EDITORIAL

LA CASA DE MIS AMIGOS

Por Tito Ortiz

La primera vez que escuché el nombre de La Paz fue precisamente cuando conocí al primer pasuno: Miguel Angel Díaz T. Nos conocimos en 1.969 en el internado de La vega en las épocas de bachillerato. Luego vinieron a La vega otros pasunos como los Correa, Rafael, Luz Yaneth y Julio Enrique Díaz, entre otros.

Siempre he pensado que el gusto por la música hizo que creciera una amistad entre Miguel Angel, Armando Triana (Un interno de Utica) y yo. Cuando terminamos bachillerato seguimos cultivando esta amistad por mucho tiempo en la capital, inclusive vivimos los tres durante los primeros años universitarios.

En esos años nos dedicamos a la bohemia, a cantar en tertulias, serenatas y en todo evento cultural  que nos invitaran.

A mediados de los años setenta nos embarcamos los tres en una pequeña aventura, nos fuimos de Bogotá en navidad hacia Pasuncha, corregimiento de Pacho, mi tierra natal.

El 25 de diciembre salimos con guitarras al hombro caminando  por la cuenca del Rionegro, subiendo a La Peña y luego a Tobia, continuando por la línea férrea hasta llegar a Utica, terruño de Armando Triana.

El 27 nos embarcamos en un tren de carga hasta Dindal, allí visitamos al cuñado Beltran, le deciamos así porque tenía dos hermanas que estudiaron en La vega. Hoy el cuñado es matarife en Dindal.

El 28 llegamos a La Paz de Calamoima después de haber soportado un intenso calor y una caminata a la que no estábamos muy acostumbrados. Así conocí esta población, a pie y por el lado contrario a su habitual llegada.

A finales de los 70, Miguel me invitó a su matrimonio con Rosalba Vera. Para esa época yo había formado una orquesta y la trajimos al evento. Nunca imaginé que ésta invitación le daría un vuelco definitivo a mi vida. Volví a ver a Luz Yaneth Díaz, ya convertida en mujer y no tenía reversa, fue amor a primera vista. Nos enamoramos profundamente y al poco tiempo en la Iglesia de La Paz nos casamos.

Así quede anclado en esta hermosa población, su gente me cautivó, me brindaron su amistad, abrieron sus puertas de par en par con un cariño muy sincero, tengo dos hijos de una gran mujer pasuna y aun conservo la amistad  de Miguel Angel.

Esa es la razón por la cual me considero hijo adoptivo y por siempre, La Paz de Calamoima será  LA CASA DE MIS AMIGOS.

Titortiz
Mayo 25 de 2008